lunes, marzo 27, 2006

Las Barreras del alma.




Yo no sirvo como constructor, eso lo se... pero no quiero, y no puedo permitirme el lujo de desistir en mi empeño.
Cuando siento que el mínimo estremecimiento me recorre, pongo manos a la obra y comienzo a mezclar la argamasa.
Pero como pasa con los que no consiguen aprender, los que en clase se pasaban la vida mirando pasar las nubes. La mezcla no es buena. Entiendo que no será resistente, que no plantará cara a los elementos. Pero me empeño. Pongo más y mas...
Levanto un trémulo muro, desencajado, irregular, con tantas fisuras que da pena verlo. Pero sigo con el trabajo, ahora lo adorno con cinismo, ostracismo y una pizca de soberbia.
Ya casi he acabado, otro poco más, otro puñado más.
Solo espero que esta vez aguante, que proteja con contundencia. En resumen esa es su misión...

(Esto es algo que escribí hace tiempo, cuando pensaba que los muros podían circundar mi vida y constituir un refugio caliente y seco en su interior, donde nada ni nadie podría acceder sin mi consentimiento.
Simplemente estaba equivocada..)


LO. (Deseos)

1 comentario:

Lechuga dijo...

No exiten los errores absolutos porque, simplemente no existe la verdad absoluta.

Ya te le he dicho mas veces...tus palabras desprenden paz por todas sus letras.