(foto de R.Girbet)
Porque yo nunca supe si en este camino de baldosas, perdería los zapatos. Pero tuve la valentía oportuna de calzarme mis tacones.
Porque yo nunca supe si en este camino de baldosas, perdería los zapatos. Pero tuve la valentía oportuna de calzarme mis tacones.
Y sin
embargo, me vestí de dibujante, perfilando, completando y diseñando lo que
pensamos serían constantes.
Nunca supe
si la vereda sería umbría o confiada, y aún así, ciega de verdades caminé
palpando flores.
No me
arrepiento del minuto postrero, no.
Disculpa mi humano despropósito…. Ese de no haber sabido
presagiar el futuro en las líneas de la mano.
2 comentarios:
Es todo tan complicado...
¿Cuántas cosas habríamos cambiado o dejado de hacer si hubiéramos conocido los desenlaces...?
Tú caminaste ciega de verdades; pero, ¿acaso sabías o intuías las no verdades?
¿Y umbría o confiada? (extraño antagonismo)...ya sé que no se deben preguntar estas cosas, como a los cocineros sus recetas maestras, aunque barrunto que fuiste por las sombras y que algún rayo de luz iluminaba y te cegaba de vez en cuando...
Tu minuto postrero...hermoso final para un texto tan precioso como sereno...
Abrazos, querida Lo.
Publicar un comentario