
Vagan durante la noche las saladas lágrimas, durante cinco interminables días.
Y al llegar al crepúsculo te estoy pensando. Ayer sería otra palabra, otro lado de la balanza.
Vuelvo a los poemas, y espero la sintaxis perfecta, pero no hay nadie en casa.
En los rincones acampa el silencio, tras la puerta, la huida callada.
La verdad es un monólogo sin sentido.
Quisiera seguir sonriendo, pero no he podido.
Y es que pocas cosas son tan amargas como el sabor de la decepción, sobre todo cuando has estado comiendo ilusiones con esperanza.
2 comentarios:
Duele, Lo.
¿Por qué?
EL rastro del dolor, el llanto que lo expía, siempre alguien se desvanece tras una puerta pero también deja tras de si algunos buenos momentos que has podido vivir...
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